La vida dañada

Marco A. Rodríguez Valadez

Tuesday, March 21, 2006

Leyendo

Carta a E(s)telvina, (frag.) :

Ya acabé de fregar la losa del almuerzo y ya Gilberto se fué otra vez para el trabajo y puedo seguirte la carta de esta mañana con más tranquilidá. Como te iba diciendo esa hija tulla se ha buelto buena perla aquí en la Habana que es una ciudá pernisiosa para la gente joven y sin esperiensia. Por Harsenio Qué que está trabajando aquí nos enteramos que ella estaba andando mucho por Radiosentro que es ese edifisio grande donde esta la estación de radio CMQ ya hay un teatro y cafés y restoranes y muchísimas cosas más. Gloria estubo mucho pero mucho pero mucho tiempo sin venir por aquí y un día vino a la casa y no hizo más que llegar y sentarse y pido una servesa, así como lo olles. Muchacha le dije yo. Te cres que estás en una barra, aquí ni tenemos servesa ni refrigidaire ni Gilberto puede tomar por el hígado y tú sabes que me dijo. Pues más bale que Gilberto se compre una servesa para que vean ustedes cómo he subido. Yo no entendía lo que me quería desir. Subido le dije a ella subido adónde? Ella me dijo entonse, bueno consiganse un diario para que me vean. Gilberto el pobre fue a casa de Genaro que es un vecino tabaquero que tenemos, negro él pero muy buena persona, que le prestó el periódico. No bien lo trajo Gilberto ella se lo quitó de las manos, lo abrió y nos lo entregó y que tu crees que bimos allí en el Mundo, pues a tu hija anunciando Polar. Ella está allí casi en cueros, con una trusita de esa que se llama bequini y que no creo que tú conoscas ni cosa por el estilo, nada más que con dos tiritas una arriba y otra abajo que parecen más bien una antifás y un pañuelito de mujer y sin más nada pero más nada está parada junto a un oso blanco y le pone la mano ensima y todo. El anunsio dise La Bella y el oso son sinonimos de Polar y luego sigue un letrero que perece una cosa indesente y no lo es y sí lo es si lo miras bien y en medio de todo esto como si el letrero fuera una mano de letras los dedos así como de letras manosean toda a tu hija Gloria Pérez que ya no se llama ni Gloria ni Pérez ni cosa que se le paresca.

Ella se llama ahora Cuba Venegas que parese ser un nombre que vende según nos dijo ella, pero a mí no me preguntes qué es lo que vende...



Ahí por la 54:

Cuando entré lo primero que sentí fue un olor, sabroso, a comida. Pensé, si me invitaran a almorzar. Hacia por lo menos tres días que no comía más que café con leche y algunas veces pan con aceite. Vi frente a mí un hombre joven (cuando entré estaba a mi lado, pero me volví) de aspecto cansado, pelo revuelto y los ojos opacos. Estaba mal vestido, con la misma camisa sucia y la corbata que no anudaba bien separada del cuello sin abrochar sin botón. Le hacia falta afeitarse y por los lados de la boca le bajaba un bigote lacio y mal cuidado. Levanté la mano para dársela, al tiempo que inclinaba un poco la cabeza y él hizo lo mismo. Vi que sonreía y sentí que yo también sonreía: los dos comprendimos al mismo tiempo: era un espejo.


Guillermo Cabrera Infante, Tres Tristes Tigres

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