Para qué el ideal

-----Que es lo que entendemos por utopía en sentido coloquial, lo que entendemos por idealismo vale decir también. Igualemos, no sin admitir que tan solo pueda ser aparente, estos términos.

-----La utopía o el ideal es un criterio para evaluar un estado de cosas vigente, funciona negativamente en su sentido crítico, positivamente es normativo en las acciones que son necesarias para cambiar tal estado. Veamos un par de consecuencias que, creo, ocasionò la perdida de las utopías en la disposición de la comunidad política en México.
-----Sin nada a perseguir, hasta el plan mas mínimo es imposible, la política se ha distanciado a tal grado que se ha vuelto ajena (ejercida de manera tan insignificante en el reduccionismo que hace del voto el momento democrático único, e incluso ficticio cuando es ya tan poco cuidada la forma del fraude). Esta indiferencia no es neutral, ya que mientras persista seguirá generando consecuencias: toda conducta corrupta y exhibida con el cinismo mediático que la presenta como espectáculo (aquí especialistas de barras de opinión política -no todas claro, tanto como clara es la frente corta de las que sí) a la distancia de una sociedad regodeada ante las ilimitadas capacidades de los políticos para hacer las cosas mal.
-----Una sociedad proclive a dar la espalda ante el abuso y venderse al mejor postor mesiánico. El cinismo es solo posible en el grado en el que lo vemos en México por una serie de discursos que justifican un estado de cosas como el mejor posible (el poder en turno), la sedimentación en el imaginario colectivo de esta justificación neutraliza toda acción y se limita ha constatar la lógica inevitable con la que se reproduce la injusticia. Por otro lado, la actitud mesiánica resucita la utopía de una forma tan abrupta e ingenua que la única forma de creer en ella es como dogma, se da un fenómeno religioso y acrítico. Ninguna de las dos posiciones ve en el ideal un faro crítico que exigirá siempre la acción.