La vida dañada

Marco A. Rodríguez Valadez

Friday, June 01, 2007

Para el alma otoñal.

Y después de todo la hoja cae; luego de su tambaleo y de todo el vértigo que le obliga a aferrarse a una rama con cuyo tono cenizo ya es un continuo. Ésta rama, brazo adelgazado súbitamente frente aquella robustez del tronco, posee la vida que aquella hoja ya no pero jamás poseerá la vida que otrora la hoja en su verdor.
Y así cae después de todo vano intento, se abandona la hoja nostálgica de su estar muriendo, añorando el pulso de su desintegración. Así va la hoja a descansar en la resignación.

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