La vida dañada

Marco A. Rodríguez Valadez

Wednesday, January 18, 2006

De la "guagua"

Me gusta estar presente cuando se dice lo que en algún otro momento debió ser dicho, y no en el momento en el que se dijo; esta inoportunidad del único momento oportuno, no es menos oportunista que decir las cosas cuando se debe decirlas. Ahora que, no decir lo que nunca se debió haber dicho, debe ser una satisfacción asfixiante como esas que uno siente cuando el tiempo de participar en una clase, ya no existe; y antes, se tuvo la sensación de que lo ha-decir, no era nada que debiera decirse. Nada brillante talvez.

Tengo un profesor, de esos que dicen mucho y a la vez nada, pero que con eso dicen más que si hubieran dicho lo que se debía decir. Talvez en este deber consiste el enseñar. Una especie de imperativo didáctico, que selecciona, escoge, evalúa, desecha, cosecha, jerarquiza, y si se quiere tomiza, todo lo que en la mente de un maestro revolotea. El problema es que sus palabras no pueden revolotear del mismo modo que sus pensamientos. Aunque hay algunos que esto les importa poco.

Y entonces, de que va esta posteada. De lo mismo, pero me sale más barato en el anonimato. De decir revuelos, y para variar, de lo más chafas.

Punto y aparte. Cabrera Infante, por ahí, en algún lugar de La Habana para un infante difunto, nos dice que la palabra guagua, es un misterio para los filólogos del argot cubano, y que al parecer, como hipótesis más cercana (más por su obviedad que por su real probabilidad), es que proviene de wagon, palabra en inglés con la que se denominaba al transporte en cuba. De ahí, excelsamente latinizado, se deformo hasta llegar a guagua. Lo interesante es que, nos dice Memo(de apellido-adjetivo para mujer que gusta de las riñas), en Perú guagua se le llama a los niños pequeños, muy pequeños. Por lo que, si un cubano escucha decir aun peruano: tomo la guagua y la sumergió en las aguas del río, la saco y comenzó a secarla, le produciría una comezón surrealista bárbara.

3 Comments:

  • At 3:05 PM , Blogger OCHO said...

    Si te entendí bien, estoy de acuerdo en que los mejores maestros son quienes dicen más en sus silencios, o en la sólo aparente vacuidad de su exposición (esa vacuidad apunta a algo)

    Me pregunto si tendrás en mente a R. No lo creo, pero tal vez a H. Si, seguramente convendrás conmigo en que H. es de esos profesores.

    Vistosa tu cápsula filológica.

     
  • At 9:49 PM , Blogger Marco A. Rodríguez said...

    Al que le importa poco decir todo lo que en su cerebro revolotea es a C.O, y aun con eso lo hace bien.
    Quien hasta tomiza lo que va a decir es H. por su puesto.
    En R. ni siquiera pensé.

     
  • At 4:12 PM , Blogger OCHO said...

    H. no tomiza!!!!!! Es el profesor más claro que hay en el mundo y si por tomizar entendemos tergiversar, creo que H. no lo hace en absoluto.

    En cuanto a R., pues creo que por las limitaciones con las que ella misma se contenta, su discurso no es tan capaz de suscitar emociones en el mayor número posible de alumnos.

    C.O. .... R. sería más interesante si tuviera la amplitud de enfoques o la voluntad de tenerlos que sí tiene C.O.

     

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