La vida dañada

Marco A. Rodríguez Valadez

Wednesday, April 12, 2006

Grito que susurra

Una tarde en el comedor de mi casa. Se sirve la mesa, todos los comensales, que en esta semana llegan a saturar el comedor para ocho y hasta rebasarlo por lo que es necesario recurrir a bancos que ocupen las esquinas, son de mi familia. Una familia marcada quien sabe hasta que insondables rincones por la ausencia de mi abuelo paterno. Claro, esto ya no es evidente para nadie, por lo menos para mi nunca fue de otro modo, mi abuelo ha sido siempre la segunda pareja de mi abuela.
Se sirven los platos, en esta familia nunca hay nadie que sea haga de la boca chiquita, casi todos somos gordos, unos menos otros más y pocos son los que por chiripa son delgados, no, más bien, solo mi hermano es delgado.
Temas van y vienen, y todos me molestan. Grietas, expresiones grotescas a mis ojos. ¿Cuándo será el tiempo de tomar la palabra? Se trata de escoger entre el silencio que desprecia, que compadece o es indiferente, o por el contrario, convertirse en un payaso del lenguaje, fastidiarlos un poco, una mala comedia, de la que todos huyen a los pocos minutos.
Mi prima más pequeña canta todos los comerciales que pasan por las televisión, lo hace sin pensarlo, entregada al ritmo de la publicidad. ¿A quién hay que reprender por ello? ¿Quién se dispone a hacer semejante ridículo, provocar la carcajada cuando se enarbolen valores que justifiquen la intromisión?
Lo siento, me disculpo en mis adentros ante todos ellos, apresuro mi platillo y me levanto. No soy yo, ustedes no soy yo. Nunca hay tiempo ni espacio para tomar la palabra. Solo queda rogar en cada momento por que nos sea concedida. Silencio de filósofos.

2 Comments:

  • At 4:18 PM , Blogger OCHO said...

    Qué pretensioso, jejeje, es broma. La familia es la familia, ¿no? Yo que tú si habría hecho mucho o algo de ruido por lo de la prima recitacomerciales.

     
  • At 10:55 PM , Blogger Marco A. Rodríguez said...

    Espero tener algún día mis propios hijos, y no cometer errores tan obvios, aunque seguramente no seré un buen padre. Por lo pronto solo me queda lamentarme un poco, ni siquiera demasiado por que me podría irritar, estoy harto de discutir.
    Gracias por tu comentario, conejito gris.

     

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