La vida dañada

Marco A. Rodríguez Valadez

Friday, February 01, 2008

Testigo mudo del dolor del mundo

El individualismo III
Notas para mejores y más informadas ideas al respecto
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De la indiferencia del individuo
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---Muchas veces uno se pregunta a qué se debe la indiferencia de los que a nuestro alrededor pasan, o con más gravedad, la de nuestros cercanos o conocidos. La respuesta puede ser un callejón sin salida, pero la sola pregunta ya incomoda. Implica un juicio moral sobre los otros, y el que es mas o menos congruente entre lo que dice y piensa ahora, y lo que dice y piensa después (por ponerlo estrecho y no abismal como sería con “lo que hace”), se terminará juzgando a sí mismo. ¿De dónde se saca la legitimidad de juez de ese "“todo mundo” que le vale madres “todo mundo” menos sí mismo"? Difícil de contestar y de sostener, ¿mejor callar?
---La indiferencia, sin embargo y pese a que uno no se sienta con legitimidad alguna de señalarla (sobre todo para la tímida clase media, con media conciencia de los problemas del mundo y media disposición de que se resuelvan, pero ni con medio dedo puesto a la obra), no deja de ser obscena.
---Hace unos días escuchaba en la radio el testimonio de un médico que se disponía a ayudar a los heridos en San Salvador Atenco. Resultado: recluido por mas de 20 meses, testigo impotente de violaciones a las mujeres, golpeado y amenazado de muerte por fieros elementos de la policía entrenados para vejar, etc.
---Me cuentan que una persona respondió al señalársele su indolencia ante tal suceso: “¿Son mis parientes? No. ¿entonces?... a mi qué me importa si no son nada mío.” Repuesta y actitud olímpicamente cínica que puede medirse estadísticamente, tan solo a diez pasos de donde Ud. se encuentre querido lector (espero no ofenderlo si le pido sospechar sino es Ud. el primer punto en la gráfica).
---“Los problemas del mundo son muy malos y graves, pero de nada sirve preocuparse sino se va ha hacer algo. Siendo realistas, no hay nada que ni tú ni yo podamos hacer, por tanto, no hay nada por qué preocuparse”
---El descontento es generalizado, la inconformidad y la conciencia del actual estado de crisis es cada vez mayor; esta es la nueva conformación de la conciencia de las sociedades en todo el mundo. Sin embargo, es igual de espectacular que todo aquello que seduce al individuo al verse solo frente al desastre (ese que por la noche observa en su televisor las noticias) y cede ante las ficciones e imágenes que lo neutralizan como parte de ese todo (el mismo que enseguida observa los cortes comerciales). El descontento social es de todos, pero cada uno puede estar dispuesto a sentirse conforme y aliiviado ante el más mínimo guiño de una imagen o de un producto.
---La indiferencia puede ser un cáncer, pero también el nivel de animalidad que alcanza puede generar reacciones. El individuo aislado se condena a sí mismo como tal cuando deja de señalarse un mínimo de moralidad. Acumula lo grotesco de su imagen tras de sí, y cuando voltee a verse... algo tiene que pasar.

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