La vida dañada

Marco A. Rodríguez Valadez

Sunday, February 12, 2006

Tarde no te espero

No me preguntes como pasa el tiempo pero pasa. Eso sí, de acuerdo con cada uno de nosotros, el tiempo plantea la objeción al rostro del ánimo ante la esperanza.
Siempre puede ser demasiado tarde en un futuro.
Nunca puede ser demasiado pronto, dirían algunos más pesimistas, y los más precavidos, los dilatadores de la espera, se pondrían, no furiosos, alarmados ante cualquier posible precipitación.
Si el argumento se generaliza pasaría una de dos cosas, praxis renovadora, o aniquiladora.
Todos preferimos la primera por que la segunda solo se piensa cuando ya es tarde. No demasiado, por que este adjetivo aplicado al presente encierra alguna esperanza de ser premiado por la resignación, como si contemplar siempre una posibilidad fuera una actitud chocante para el destino; no hacerlo, no exagerar la clausura de un provenir deseado, para en cambio recostarse desnudo, boca arriba, sobre el hielo, y entregar la mirada a un cielo del que se espera la sentencia: es renuncia, que no resignación.
Perdonen la ambiguedad, perdonen la falta de claridad, escribo para alguien...

1 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home