Van der Graaf Generator y King Crimson

-----De las posibles formas subversivas del rock, la mas acabada es el rock progresivo. Ajeno al sincretismo como desarrollo compilatorio de momentos relacionados por la sola sucesión, integra los motivos en el vértigo continuo ante el despliegue de la idea musical, llegando a rozar lo que le es ajeno a ésta. La tentación es ante lo ajeno de sí, la complacencia psicodélica, aquella que hizo de lo fantástico caótico la ideología de lo a-político: la utopía de un mundo idílico en medio de la miseria prescindiendo del choque como resistencia y del trabajo de la crítica. En medio de la apertura experimental que esto significó pero un paso antes del hashis, nace el rock progresivo. En su elemento experimental conserva, pero contenida, la idea de hacer de lo arbitrario del fenómeno decompuesto por las sustancias químicas (el elemento subjetivo y arbitrario indecible del pathos psicológico vuelto fluido colorido), el acceso a una realidad paralela o el signo esotérico de acceso a la propia realidad. En esta provocación se monta el progresivo. La desproporción subversiva del rock se despliega en el límite del vértigo ante un mundo cuya aceleración es impredecible: se desvía de la lógica servil al expansionismo ideológico y la locura imperial sustentada en las posibilidades de las nuevas tecnologías.

King Crimson - Dangerous Curves(2000)
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-----El dominio hipervirtuoso corre constantemente el peligro de la grandilocuencia, pero también anuncia la fascinante posibilidad de la sublimación de la técnica arrebatándola de su estado de ente fetichizado, y su consecuente desautomatización. De los ejemplos mas acabados de tensión entre el oasis de libertad experimental y riesgo de automatización esta el épico despliegue industrial de King Crimson en su etapa mas reciente. King Crimson se sitúa en el espectro de lo que aun es estéticamente audible, detrás del tumulto ciberatrofiado por el desarrollo tecnológico y su entronización: la manipulación del sonido, la música artificial.

King Crimson - Lark Tongues in Aspic Part IV(2000)
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-----Según este triunfo tecnológico, apenas la idea insinuada basta. La llamada música electrónica apresura la técnica a la más mínima insinuación y sustituye triunfalmente la relación con el material. Piénsese en esta imagen: el gesto triunfal del D.J. levantando el brazo cuando apenas con una mano domina la masa enardecida a través de su consola. Se pierde la relación con el sonido como materia resistiéndose a su conformación artística, se la sustituye por la programación, la repetición anticipada de lo mismo una y otra vez.
-----Frente a esto, el despliegue sutil de la forma artística en resistencia a su enajenación en el artefacto en que se produce, es signo de la libertad que aun es posible en la música electrónica. Aquella enajenación en la programación es producto ideológico de la mera técnica en su fase digital, cuya jactancia consiste en la enajenación de la sensibilidad de toda experiencia posible en la mediación del artefacto, haciendo de la música electrónica así concebida –y sus apropiaciones por los ritmos populares- un engendro al que solo le resta el hipnotismo: en el clasemediero es el punchis-punchis, en la complacencia de este mismo y el vulgo es el ritmo salvaje -degradación del rito sexual a su expresión misógina mas regresiva, el reggeaton. Este hipnotismo es lo único que le resta para conservar un mísero pedazo de estilización (forma artística en cuanto comunicable sensiblemente) enajenado por completo en la sed masificada y comercializada de decadencia cultural, ansia de látigo en una sociedad totalmente desorientada.
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-----Del sincretismo equilibrado como gestación cultural pero indiscernible en la realización de la idea, Van der Graaf Generator hizo del fluido jazzistico y la psicodelia, su propio sello. Por otra parte se encuentra la oscuridad y melancolía propias de la experimentación inglesa, esa sensibilidad pesimista de filo crítico. Encontramos la hilaridad siniestra propia de su saxofón trabajado electronicamente sostenida en, y contrastada con, una batería explotando la necesaria rítmica repetitiva del rock duro mutada en saturaciones que dan consistencia al despliegue vocal de colores inagotables y envuelto todo en una atmósfera de oscuro misterio. Impredecibles e inverosímiles son las posibilidades cuando se despliega la idea de lo inagotable con la fuerza del rock en lo que llamamos progresivo, que en Van Der Graaf se expresa en las largas e impredescibles piezas de su Pawn Hearts.

Van der Graaf Generator - Plague of lighthouse keepers
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-----En estas expresiones tan lejanas de la siempre tentadora prostitución mercadológica y mercadotécnica del rock, este manifiesta su capacidad de subversión como idea estética, como arte y no como ideología. El carácter social, la socialidad intrínseca a toda obra de arte, en su enajenación regresiva se convierte en ideología. En el rock duro es la ideología de la rebelión inocua, sublevación pueril e himno de la máquina de guerra industrial como proyección de la furia contenida ante la aplastante realidad social (el metal encarna este peligro).
-----De la mano del virtuosismo va, en el progresivo, el desarrollo épico de la forma en el caso de la primera etapa de King Crimson, o onírico barroco en el caso de Yes en su primera etapa también. Hace de lo soñado lo posible y de éste lo real estético, musical, ya sea bello o sublime. Sublime es la experimentación en la última etapa de King Crimson o el contraste chillón entre el misterio atmosférico, la saturación rítmica y el colorido vocal de Van der Graaf Generator. En estos casos la sublimidad se encuentra en la tensión de la idea musical. Esta radica por una parte, en la tendencia complaciente de la rítmica propia del rock como puente comunicativo y de ruptura con una realidad igualmente machacante, y la melodía desterrada de su placidez recurrente al volverse cumbre de sí misma en su imbricación indiscernible con el ritmo y trabajados ambos por la virtuosidad concertística y la experimentación tecnológica.

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-----La industria en la que se generan estas manifestaciones artísticas es su miseria y no su virtud en tanto posibilidad de difusión masiva. Lo que todavía puede ser arte en el rock se encuentra empañado o hasta sepultado bajo lo que Adorno desterró de su teoría estética: el efecto en el espectador; mas aun cuando este, como el individuo, se ha diluido en la masa como sujeto de consumo.